jueves, 28 de julio de 2011

Paseo IV

Acariciabas entre las manos dos flores acampanadas
una blanca y otra malva,
vestías
pantalones piratas color tibia
cintura sin espada
bolso al costado y aventuras ordenadas de jazz,
... ibas a mi lado.

Un paseo
entre árboles otoñados por el fuego
y flores invisibles,
mirando para no abrazarte,
andaba bajo el sol con un sombrero roto,
suficiente para ser feliz todo el día.

Mañana te diré si aguanta.

Maleta

Ele subrayaba los versos de dolor, los de nostalgia y los de amor profundo mientras suspiraba en azul. Confundía la recopilación de poesías con un libro de autoayuda, como si guardara sortilegios escondidos entre las hojas otoñadas. Al terminar el libro repasó sus últimas muescas;

"la lentitud de esa caricia que se va convirtiendo en un pétalo",

"Más temprano o más tarde lo que vuela se aleja;
este es el precio de vivir"

¿Cómo eran sus caricias?, Ahora formaban parte de un rito previo, obligado por la moda de las revistas   en color pero, entre ellos, solo era una fórmula cortés para emborrachar el silencio y comenzar un desahogo estadístico. ¿Dónde estaban las caricias contenidas de embeleso y admiración?  Recordaba las miradas, ya abandonadas, que se perdían entre su escote o entre los labios, que recorrían sus ojos y su cintura, entre tiernas y lujuriosas. Ahora Tomás, apenas parpadeaba para reconocer su presencia aunque se ajustara la sensualidad después de cenar.

Seguía preguntándose.

¿Volaba, vivía?

Tenía que hablar. Tomás también debería hablar.

De repente ansiaba bajar la maleta - siempre se encuentran en alto - y guardar lo imprescindible para huir.
Dos hijos y un cepillo de dientes.

martes, 26 de julio de 2011

Amigo

Luis Rosales nunca superó el asesinato de Lorca, en una entrevista remarca que nadie esperaba su detención, que hubiera sido fácil evitarlo. El sentimiento de pecado por ceguera está condenado con pena de reproche y tatuaje de cruz amarilla. Cuando le preguntan sobre aquel día, cambia la cara a la de sospechoso, no atravesaría la aduana sin que la guardia civil le registrara todas las anotaciones líquidas de su cartera.
También en el treinta y seis asesinan - ahora los otros - a un intelectual, fundador de la revista "Gallo", amigo de él y de Federico, menos conocido pero no menos dolido, lo tiran por el Tajo de Ronda, se llamaba Joaquín Amigo.

Pablo Neruda dijo «¡Qué decir de Luis Rosales a quien yo conocí naranjo, recién florido en aquellos años treinta, y que ahora es grave poeta, exacto definidor, señor de idiomas! Ahora lo tenemos lleno de frutos, exigente y profundo. Atravesó este mortal antipolítico el momento desgarrador de Andalucía y se ha recuperado en silencio y en palabra»



Le debió de poner alguna penitencia para que se convenciera.

lunes, 25 de julio de 2011

Ahogo

La antología poética editada por Mondadori comienza con un prologo de Pedro Laín, después viene Abril (1953), una dedicatoria "A mis padres y hermanos", el primer poema Égloga de la Soledad, y cita a Garcilaso

"Mi vida no sé en qué se ha sostenido"

Lo que te voy a contar de Ele es por lo que entre unas conversaciones y otras he deducido. En cosas acertaré y en otras no, lo importante son los sentimientos finales y las acciones.

Cuando Ele leyó este primer verso se detuvo, ni siquiera paseó por el prólogo, se quitó las gafas para pensar desenfocando y en seguida rebosaron las penas, al darse cuenta de su tristeza súbita se echó a llorar con más atención, gimiendo, con hondura, con soledad entrecortada, con desahogo. La crisis con Tomás, era como los ciclos económicos y sus cotizaciones, que nadie entiende, una falta de algún producto químico en el cerebro, un vacío por falta de vitaminas o un dibujo a carboncillo que se difumina. Preguntas mojadas. Un cigarro y un café  fueron los únicos amigos que quería ver en esos momentos, para entretenerse en la tristeza, sentir lástima de su lástima, y llorar otro poco más, hasta ese momento que tienes que aspirar una bocanada profunda de aire, igual que si sacaras la cabeza ahogada  debajo del mar.

Prosiguió la lectura hasta las siguiente piedra "porque nada me ha engañado tanto como mi sinceridad". Tal vez estaba cegada "con hojas de robles en las pestañas". El primer movimiento sería aclarar los ojos con agua fresca, ser valiente, mirar con luz de gas los vacíos que la adornan hace mucho tiempo y notar la marca de los  sentimientos. Dejó el libro y al alejarse de él lo miró con inquietud. 

jueves, 21 de julio de 2011

Luis y Ernesto

Al quedarme sin mi libro me dediqué a buscar por internet más versos, y sobre todo la biografía de Rosales. Todo desbarajado. Una entrevista con Sánchez Dragó, otra con Soler Serrano y más. Me entero de cosas que todo el mundo sabe, el dieciséis de agosto de mil novecientos treinta y seis Lorca es detenido, por un pelotón de asalto de más de cien hombres y comandados por Ruíz Alonso, en la casa de Luis Rosales. Federico era amigo de toda la familia Rosales, pero sobre Luis cayó la responsabilidad poética de la muerte. Diría en una ocasión que lo habían insultado en los cinco continentes.

Ahora recuerdo, por haberlo leído hace unos días, que  Ernesto Sabato tras una cena con el dictador reciente Videla en mil novecientos setenta y seis, y a la que también asistió Borges, comentó que el general le parecía un hombre culto, modesto e inteligente; esa frase fue difundida sin contexto y  tuvo que soportar muchos años las acusaciones de otros escritores, hasta de Gabriel García Márquez que lo tildó de actitud inhibitoria.
 Perdona, he perdido el hilo, pero me ha venido a la memoria, como torturas de brujas.
Con la cara de pena que se pintaba, no suena a farsante. Aunque yo sigo sin saber nada.

miércoles, 20 de julio de 2011

No todo es poesía

Los cangrejos son voraces y cambian de color mientras se retuercen sin queja entre aceite, ajo y guindilla.
Cuando llegaron Ele y Tomás, el aperitivo se movía en la sartén, la cerveza estaba fría, el horno esperando y la casa relajada. Seguramente conversamos de las últimas noticias, de las novedades rosas que no llegan a las revistas y de sus hijos incipientes. Con esos temas se puede pasar hasta la cena sin necesidad de levantarse. Pero esa tarde se ungía entre los canapés algo de silencio. Esas cosas se notan. Y en unos de esos descansos les enseñé mi entusiasmo reciente, casi de la misma manera que se muestra un coche recién comprado, al fin y al cabo también los libros se pueden oler.
A pesar del tiempo que nos conocemos les sorprendió mi ánimo excitado y Ele me pidió prestado el entusiasmo.
De los libros dicen que son demasiado orgullosos y si los prestas no vuelven, pero es preferible eso a que el amigo se aleje. ¿no crees?. Mientras iba a buscar el libro Tomás tuvo una llamada de su padre viudo y se marchó con la promesa blanda de volver lo antes posible.
Le pregunté a Ele "¿qué os pasa?". Creo recordar que me contó algo sobre la forma de educar y el modo de gastar. De follar no hablamos, aunque imagino que, con el tiempo que llevaban juntos y el su afición a coleccionar relojes,  los gemidos sonarán a cronometro.
Le recomendé que subrayara sin miedo los versos que más le gustasen. Es otra forma de compartir. Cuando la despedí, mientras se marchaba, le miré el culo. No todo es poesía.

martes, 19 de julio de 2011

Entusiasmo


Tengo la costumbre de marcar las poesías que más me atraen para, en posteriores lecturas, volver a ellas y comprobar si con el paso del tiempo siguen rimando. Pero enseguida me di cuenta que las palabras estaban talladas sobre las hojas y no podría ponerles máculas.


Conoces su poema más famoso 


"Autobiografía"


Como el náufrago metódico que contase las olas
que faltan para morir,
y las contase, y las volviese a contar, para evitar
errores, hasta la última,
hasta aquella que tiene la estatura de un niño
y le besa y le cubre la frente,
así he vivido yo con una vaga prudencia de
caballo de cartón en el baño,
sabiendo que jamás me he equivocado en nada,
sino en las cosas que yo más quería.


Los dos últimos versos los repito, de cuando en cuando, como un mantra.

Aunque mi preferido es el que empieza diciendo 

He caído tantas veces que el aire es mi maestro

y termina con

para toda la vida no basta un solo amor, 
tal vez el nuestro sea para toda la muerte.

¡Preciosos versos!. Ya te contaré algún adjetivo, adverbios y cosas que enamoran. De memoria recuerdo uno refiriéndose a la voz de una monja "nabuconodosora" . ¿Cómo te suena esa voz?
No sé si consigo transmitirte el entusiasmo que me produjo este libro de bolsillo repleto de palabras en negro que se caían de las hojas si no lo abrías con suficiente equilibrio.

Llevaría una semana, más o menos, dando vueltas a los poemas y al autor, cuando me crucé con mi amiga Ele - se llama María Elevación - y hablamos de quedar a comer, de nuestro pueblo y de otras tontunas que se cruzan los amigos más frecuentes cuando quieren estar un rato juntos y no encuentran el camino.  Fijamos un día y un lugar y un principio de comida. El sábado a las dos y media, mi casa y cangrejos fritos. 
Me arrepentí de la cita. 

domingo, 10 de julio de 2011

Retablo de Navidad


Cuando llegué a los poemas de Retablo de Navidad, que están muy al principio de la Antología, me emocioné, tal vez sea la nostalgia de la fe. De tal manera me iba provocando y enganchando que me aprendí esta pequeña poesía, yo que nunca memorizo nada.
Diálogo entre Dios padre y el ángel de la guarda del Niño que regresaba a Belén.
-¿La mula?
-Señor, la mula
está cansada y se duerme,
ya no puede dar al niño
un aliento que no tiene.
-¿La paja?
-Señor, la paja
bajo su cuerpo se extiende
como una pequeña cruz
dorada pero doliente.
-¿La Virgen?
-Señor, la Virgen
sigue llorando.
-¿La nieve?
-Sigue cayendo; hace frío
entre la mula y el buey.
-¿Y el niño?
-Señor, el niño
ya empieza a mortalecerse
y está temblando en la cuna
como el junco en la corriente.
-Todo está bien.
-Señor, pero…
-Todo está bien.
Lentamente
el ángel plegó sus alas
Y volvió junto al pesebre.
Luis Rosales. “Retablo de Navidad”

sábado, 9 de julio de 2011

Lectura

La poesía es un sueño.
Esa misma noche al llegar a mi casa me senté delante del televisor sin voz y comencé la lectura, todo lo que leía me parecía  tierno, simétrico y profundo. Me puse un vaso de vino tinto frío - en recuerdo a mi padre - y continué la lectura hasta que cesó la lluvia con el último verso.
Los ojos enrojecieron del entusiasmo y de las penas compartidas. Me olvidé del tiempo y de la cena, nadie me acompañaba esa noche para recordármelo, amanecía sin rima y debía ir a trabajar. Una ducha fría y un café cortado con dos puntos de sacarina. Un  último vistazo al libro. La mañana era fría, volvía a llover. Como salí con tiempo suficiente para llegar al Ayuntamiento,  opté por una ruta de calle con árboles deshojados y gatos.
La mañana fue larga, la pasé entre bostezos y deseos de releer.

lunes, 4 de julio de 2011

I ching

Quiero contarte una historia, es larga y está llena de detalles que, conforme los repaso, los distorsiono y confundo. De ahí viene parte del título del blog, la otra es la  ilusión de adolescente que sigue como el último sueño al que el paso del tiempo no logra derribar. En principio, la idea es contar todo en breves entradas, poco a poco, de una forma sencilla y ver como se desarrolla. Es la primera vez que hago algo así, te pido que seas indulgente conmigo y que me comentes si dejo puntos sin aclarar, o  detalles que te gustaría que desarrollara más. Es lo bueno de esta manera de contar las cosas, están abiertas.

Todo empezó con la compra de una antología de poesía de Luis Rosales, en una feria del libro. Siempre me gusta darme una vuelta bajo la lluvia tradicional y comprar lo que habitualmente no busco, un libro de profecías de Nostradamus, un libro de poesía de Alfonsina Storni, la Verdadera historia del Oeste, una recopilación de relatos extraños. El poeta solo me sonaba, pero ni recordaba sus poemas ni su cara. Lo abrí al azar, mientras me vigilaba descansadamente el librero de lance, y busqué el motivo suficiente y mínimo para comprarlo. Desde que aprendía lo que era el " I ching" todos los libros los abro buscando la estrofa mágica que me señale las distintos destinos del futuro. Enseguida me fijé en el adjetivo suficiente para justificar la compra, pero no me pidas que recuerde cual fue.

sábado, 2 de julio de 2011

puente



Dejaré tu nombre atado al mio, junto con otras ilusiones metálicas, que pasan, como el río, y tiraré la llave plateada a la corriente, en una noche de luna, tal vez, después me tatúe ese mismo candado.