martes, 8 de noviembre de 2011

Pesadilla

He soñado que yacía en un armario ennegrecido, con dos hojas de cristal, se encontraba medio enterrado entre ruinas desoladas;  me veía desde arriba, solo me quedaban unos huesos medio deshechos  que se rellenaban con el polvo sucio del ambiente que caía entre los fríos rayos del sol. Estaba cubierto por ceniza y arcilla pedregosa. Sacaba la mano, lenta y meticulosamente, con el cieno que recogía me cubría las fisuras a modo de carne y lo pegaba a mis huesos y así, golpe a golpe, iba formando músculos y  piel pero, todo esto lo realizaba sin orden, partes de mi cuerpo estaban completas, en otras se veían huesos, otras tendones y venas... cuando consigo incorporarme, parezco mordido por las dentelladas de algún animal, tengo la sensación de llegar de algún infierno; a las primeras personas  que veo les arranco, sin pena, trozos de piel que me faltan para completarme, y conforme me voy formando voy olvidando mi pasado, sigo instintivamente luchando para conseguir apariencia humana. Al final me veo, en un espejo, como un hombre, con chaqueta y billetera que empieza una nueva vida y que sonríe - con los dientes de otro -.

lunes, 7 de noviembre de 2011

miércoles, 2 de noviembre de 2011

El mar


El mar deja de ser mar al acariciar la arena, el mar vuelca baldes de agua sobre  castillos infantiles, el mar sigue lleno de peces sin destino y barcos que lanzan cañas aburridas. El sol  madruga.  
No hace frío, ni calor, bastón, sombrero, todo vale para caminar hacía las casamatas en busca de pólvora y de república.
Flores amarillas, algas,  insectos de colores dormidos entretienen el amanecer.
Voy solo, mirando provocadoramente al naranja del horizonte, retando a la brisa, pero no aguanto mi propio desafío y cabizbajo sigo. Nunca supe pelear.
Prefiero cuando compartíamos los pasos repetidos y secos. Si estoy contigo, Daniela, no necesito hablar del mar.