martes, 31 de enero de 2012


Se me olvidó decirte
que
tus párpados dormidos
despliegan una escalera
de cuatro o cinco peldaños
invitándome a que pase
a soñar juntos
a seguir
y que
cuando extiendes las caricias
hasta mi hombro redondo
mientras susurras apenas nada
me acurruco entre el cansancio y tus labios mandarina
y que
luego cuando ya te has ido
y vienen otros
me descubro hablándote en silencio
y callando mientras charlan
y acariciándome con el pulgar mi cara disimulada
confundiendo tu piel y la mía
y que
cuando me despierto pienso en ti
y que
todo lo que vivo a tu alrededor, Daniela,
todo, me parece poesía.

lunes, 30 de enero de 2012



mis ojos verdes
solo saben ser verdes
cuando te miran

Deseos



Si pudiera abrazarte cada día, dejaría las teclas dobladas del portátil en una esquina y te arrinconaría sin tregua entre la almohada y las sábanas prestadas; si aprendiera a  mirarte a manos llenas entre beso y beso, sin oír el goteo de los granos de arena en el cristal, grabaría cada gesto en el  iris verde que solo ves tú; si estuvieras a mi lado - ahora - te abrigaría del frío con hojas pintadas de poemas y te tomaría como quien conquista una trinchera, gritado tu nombre roto, Daniela.
¡Pero que fácil me resulta olvidar los recuerdos!, ¡los bocetos de recuerdos, la brisa de los recuerdos!.
Apenas si veo ya el sueño de un dragón, con mi cara añosa, que besaba sobre una cartulina tus labios berenjena y, al despertarme, seguíamos ahí, perdidos, entre el humo de la maría y la ceniza de los ojos.

miércoles, 18 de enero de 2012



                                                          Qué buen insomnio
                                                           si me desvelo sobre tu cuerpo.
                                                                            Mario Benedetti.
Desvelo
- otro más -.
Con los ojos agolpados
y mirada de sal
no se puede caminar;

la noche sigue fría,
dentro,
y fuera;

es difícil escuchar
historias entre la niebla reciente
o poesías borrosas que hablen de amor.

Solo me queda
la melancolía reclinada del sillón,
- por lo menos
hasta que amanezca -.

domingo, 15 de enero de 2012

Murmullo


Hemos dejado huellas de nuestros besos en las barras del bar y bajo la luz nocturna de las farolas. Nosotros que embozamos nuestros palabras y disimulamos la alegría con sonrisas, que bebemos con ritmos cambiados y dormidos, a nosotros se nos olvidó que aunque cerremos los ojos no somos invisibles.
Y se escuchan murmullos ásperos de rosa.
Pero hoy hemos cruzado el puente cogidos del brazo para superar el miedo a la estrechez de los pasos y nos hemos quitamos los copos de nieve del pelo, nos hemos mirado entreteniéndonos en lo que miramos, y nos acurrucamos cuando caminamos. Es difícil Daniela, lo sé. Tal vez ahora nos miren de reojo, con sospecha, aunque sigamos cada uno en su ciudad, tan lejos, y cada uno con sus sábanas, tan frías, y cada uno con un idioma, que nos une.
Mañana habrá niebla, tal vez el vuelo se cancele y regrese escondido como un fantasma de lluvia otra vez a tu lado, y oiré susurros ásperos de rosa que no me importan si estoy a tu lado.

viernes, 6 de enero de 2012





Brilla en la noche,
sobre la hoz del Huécar, 
el puente rojo.
                      
                 Daniela

martes, 3 de enero de 2012




Te lo voy a decir -sin miramientos, de sopetón - el concierto del primer día del año me parece soso, aburrido, no digo yo que feo, no, eso no, lo pondría en una cinta de relax,  porque entre valses y polcas es fácil dormir. Lo he intentado varios años, incluso éste, pero nada. Me parece una música plana, con el solo propósito de dar saltitos y empolvarse la nariz antes de sudar; más o menos como si la banda sinfónica de mi pueblo tocara pasodobles, pero en fino, "muchísmo" más.  Para mi que los fríos austriacos saben vender bien este producto. Sí Daniela, sé que le gusta a muchas personas y que además entienden, pero no eso lo que quiero decirte o decirme, ¿cuántas cosas las aceptamos una y otra vez sin plantearnos ni tan siquiera si nos gustan?. Es posible que todo esto que te cuento lo haya leído en algún libro de autoayuda y me venga ahora fruto de las últimas palmas descompasadas de la marcha  radetzky, posiblemente, no voy a pedir derechos.
Solo quería decirte eso.
Por cierto, los saltos de esquí tampoco me gustan y te echo de menos.

lunes, 2 de enero de 2012