lunes, 9 de abril de 2012



No creas que te olvido, Daniela, jamás. A pesar de la distancia de los días, pero no siempre puedo andar fatigándome  sacando los recuerdos de un pozo y por aquí se avecinan cambios que me ocupan las distracciones.
Hoy en el desvelo que arrastro, lo primero que hice fue buscar tu última carta, olerla, a pesar de que solo es papel y tinta, acariciarla como si fuera tu piel, incluso más suave, así, con la yema de los dedos, sin dejar huellas, sobrevolando el tacto, desvariando.
Tal vez regrese el próximo mes - no te lo esperabas - tal vez para siempre, aunque ya sabes que por mi oficio cualquier día me envían otra vez a a Nueva York, pero si vuelvo, si quieres, podemos construir nuevos recuerdos, al menos de café y vino. Sé que las cosas no se vuelven a tomar donde las dejas, que es volver a nacer, que tendrás nuevas amistades con los que ocupas la vida. ¿Pero encontrarás  un momento para una sonrisa?.

No hay comentarios:

Publicar un comentario