lunes, 2 de mayo de 2011
Alegría
En ocasiones amanezco triste, tal vez un mal sueño, una arruga en la almohada o una nostalgia sin planchar provocan un descarado desconsuelo, solo me doy cuenta cuando me miro al espejo y me reconozco, ¡estás ahí!. Pero recuerdo - contigo todo es memoria - que un fin de semana nos hería la distancia, los antibióticos no parecían una solución, y cada uno por su lado soportaba la lluvia penitente desde la Semana Santa. Y nos encontramos, descansamos las miserias y renovamos la sonrisa, al brindar con dos vinos del país . No sé, que tu compartieras la barra del bar también fue importante, Daniela.
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