viernes, 2 de diciembre de 2011

Encuentro


El corazón mantiene el ritmo de la pasión y el gesto lo tengo del bies, llevaba sin verte demasiados días, aunque hablemos cada mañana, no es lo mismo. Me lo notas y me lo dices, como tú dices las cosas, yo también me lo noto, pero me lo callo, disimulo.  Y me haces pensar, mirarme otra vez al espejo - lo hice por la mañana con un sombrero nuevo -. Y sabes qué, encontré enseguida el aire que me enfriaba.
Pero antes quiero recordar el último día que compartimos; nos distribuimos tiempo, vino y sábanas con devoción. Mi corazón se volcaba sobre el tuyo, a horcajadas rompíamos el silencio de la mañana. Y hoy, apenas si me atrevía a estrecharte la mano, como si mis dedos fueran peces, o mi sonrisa ajena.
Con frecuencia creo que soy consciente de que eres un sueño, y respiro profundo mientras caigo de las alturas que tanto me limitan, mientras,  me preparo para estar dispuesto  y que sea un golpe sin cicatrices.
Solamente estrechándote soy capaz de recuperar el equilibrio. Me entiendes.
Aún siento el corazón distorsionado.

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