jueves, 7 de abril de 2011

Preguntas

Nunca dejaron de sorprenderme, cuando te contaba algo, las preguntas que dejabas en los ceniceros limpios.  Tenías que imaginarte la situación, como si tuvieras que rodar después la escena, dabas pocas cosas por sobreentendidas y siempre encontrabas detalles interesantes que desconocía. Nunca te vanagloriaste de esa cualidad, a pesar de que todo el mundo la ensalzaba. Incluso te sorprendiste cuanto te eligieron para el equipo de entrevistas de nuevos empleados, tu primera condición fue dejar de utilizar el bombo de un juego de bingo para enumerar la desesperación.
Yo aprendí algo y ahora, casi sin esfuerzo, también interrumpo los relatos desconocidos en busca de matices coloreados y de garabatos grises.
Cuando te fuiste me confesaste de dónde venía tu habilidad para interrogar. Solo puedo recordarlo en voz baja. ¿por qué me lo contaste en último día?

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