martes, 22 de febrero de 2011
Huelga General
Ya sabes, trato de recordar, a golpes, el tiempo separa los momentos de forma azarosa, apenas si importan los capítulos, solo distingo la luz del crepúsculo. El viernes - algo más lejos de ayer - olvidé mirar el santoral, en el último trago de la cerveza oí mi soliloquio pagano; lancé sin enfado el precio exacto sobre la la barra y salí dejando el bar vacío, estaba perdido en todas la calles hasta que me crucé con un pequeño grupo de hombres sin edad que, levantaban la cabeza y derrotaban la mirada; una pancarta callada, un peto sin esperanza y varias pegatinas de fondo rojo me recordaron un día de huelga general. Giré al oeste, buscando el camino que nos sirvió para huir de las consignas y del mundo. El cielo plomizo y sin gotas de lluvia, los almendros amargos sin flores, el camino sin hormigas ni caracoles, el aire sin vencejos y los pasos contados de dos en dos convertían el paseo en melancolia, y no era eso. Me senté en un hito sin número, cerré los ojos, y te vi, cogida de mi mano, sonriendo, guapa, muy guapa, repartiendo la mirada entre árboles y caricias. Eso sí era recordar, el regreso hacia la barra fue fácil, pero olvidé el porqué de la huelga general.
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