sábado, 5 de febrero de 2011

Santoral


Ayer fue el primer viernes desde tu partida, ya sé, habrá otros muchos, cada uno con sus santos. Hoy he tomado un vermut rojo con aceitunas y sin conversación, recordando como nos encontrábamos en el mesón después del trabajo y, como tras unas breves cortesías,  impacientes nos preguntábamos por el santo del día elegido, nos mirábamos a los ojos, para calibrar la estrategia y después, entre tragos y tapas,  cada uno defendía con pasión escolástica su designación, deshuesábamos las historias buscando detalles desairados y originales,  en ocasiones nos reíamos y en otras era el inicio de una filosofía de barra y besos.
 Hoy me quedo con San Lucas de Demenna, Abad, conocido por su riguroso ascetismo y la realización de trabajos en el campo, para cambiar el desierto en jardín, huyó de los sarracenos y ayudó a los soldados heridos.  Ya ves, este asceta basiliano empezó la ecología en el siglo X. ¿A quién habrás elegido tú? Posiblemente a la Beata Isabel Canori Mora madre de familia, que tras haber sufrido mucho tiempo, con caridad y paciencia, la infidelidad del marido, angustias económicas y la persecución de familiares, ofreció su vida a Dios por la conversión, salud, paz y santificación de los pecadores, y entró a formar parte de la Tercera Orden de la Santísima Trinidad (1825). Sí, seguramente la habrías cogido, nos daría pasión para todo el fin de semana. Pero me quedo con mi abad; voy en busca de soledad y árboles.

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