jueves, 29 de septiembre de 2011

Trasnochada


Paseo cerca del castillo, por calles enjalbegadas de estrellas - el amanecer asoma en rojo - algunos balcones madrugan y tienden sus alfombras domesticadas sobre la barandilla como si fueran blasones de  duelo y lanza. Por este lugar solamente caminan sombras.
Mientras vigilo y respiro, reflexiono sobre la de honradez sin melaza, me da vueltas sobre algún lóbulo limitado del cerebro, lleva todo el día en un pesado vaivén, apareciendo en suspiros y sustos, igual que el recuerdo de un muerto.
Cuando dejo la angostura entro en una plaza, con acacias y bancos amarillos, que suena a lluvia metálica; un par de caños con pico de pato dibujan ondas de piedra sobre el agua ocre; continúan las misma sombras como única compaña. Aprieto el paso y alargo el tranco, pero no consigo dejar atrás la tristeza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario