martes, 26 de julio de 2011

Amigo

Luis Rosales nunca superó el asesinato de Lorca, en una entrevista remarca que nadie esperaba su detención, que hubiera sido fácil evitarlo. El sentimiento de pecado por ceguera está condenado con pena de reproche y tatuaje de cruz amarilla. Cuando le preguntan sobre aquel día, cambia la cara a la de sospechoso, no atravesaría la aduana sin que la guardia civil le registrara todas las anotaciones líquidas de su cartera.
También en el treinta y seis asesinan - ahora los otros - a un intelectual, fundador de la revista "Gallo", amigo de él y de Federico, menos conocido pero no menos dolido, lo tiran por el Tajo de Ronda, se llamaba Joaquín Amigo.

Pablo Neruda dijo «¡Qué decir de Luis Rosales a quien yo conocí naranjo, recién florido en aquellos años treinta, y que ahora es grave poeta, exacto definidor, señor de idiomas! Ahora lo tenemos lleno de frutos, exigente y profundo. Atravesó este mortal antipolítico el momento desgarrador de Andalucía y se ha recuperado en silencio y en palabra»



Le debió de poner alguna penitencia para que se convenciera.

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