miércoles, 20 de julio de 2011

No todo es poesía

Los cangrejos son voraces y cambian de color mientras se retuercen sin queja entre aceite, ajo y guindilla.
Cuando llegaron Ele y Tomás, el aperitivo se movía en la sartén, la cerveza estaba fría, el horno esperando y la casa relajada. Seguramente conversamos de las últimas noticias, de las novedades rosas que no llegan a las revistas y de sus hijos incipientes. Con esos temas se puede pasar hasta la cena sin necesidad de levantarse. Pero esa tarde se ungía entre los canapés algo de silencio. Esas cosas se notan. Y en unos de esos descansos les enseñé mi entusiasmo reciente, casi de la misma manera que se muestra un coche recién comprado, al fin y al cabo también los libros se pueden oler.
A pesar del tiempo que nos conocemos les sorprendió mi ánimo excitado y Ele me pidió prestado el entusiasmo.
De los libros dicen que son demasiado orgullosos y si los prestas no vuelven, pero es preferible eso a que el amigo se aleje. ¿no crees?. Mientras iba a buscar el libro Tomás tuvo una llamada de su padre viudo y se marchó con la promesa blanda de volver lo antes posible.
Le pregunté a Ele "¿qué os pasa?". Creo recordar que me contó algo sobre la forma de educar y el modo de gastar. De follar no hablamos, aunque imagino que, con el tiempo que llevaban juntos y el su afición a coleccionar relojes,  los gemidos sonarán a cronometro.
Le recomendé que subrayara sin miedo los versos que más le gustasen. Es otra forma de compartir. Cuando la despedí, mientras se marchaba, le miré el culo. No todo es poesía.

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