Ahora recuerdo, por haberlo leído hace unos días, que Ernesto Sabato tras una cena con el dictador reciente Videla en mil novecientos setenta y seis, y a la que también asistió Borges, comentó que el general le parecía un hombre culto, modesto e inteligente; esa frase fue difundida sin contexto y tuvo que soportar muchos años las acusaciones de otros escritores, hasta de Gabriel García Márquez que lo tildó de actitud inhibitoria.
Perdona, he perdido el hilo, pero me ha venido a la memoria, como torturas de brujas.
Con la cara de pena que se pintaba, no suena a farsante. Aunque yo sigo sin saber nada.
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