martes, 19 de julio de 2011

Entusiasmo


Tengo la costumbre de marcar las poesías que más me atraen para, en posteriores lecturas, volver a ellas y comprobar si con el paso del tiempo siguen rimando. Pero enseguida me di cuenta que las palabras estaban talladas sobre las hojas y no podría ponerles máculas.


Conoces su poema más famoso 


"Autobiografía"


Como el náufrago metódico que contase las olas
que faltan para morir,
y las contase, y las volviese a contar, para evitar
errores, hasta la última,
hasta aquella que tiene la estatura de un niño
y le besa y le cubre la frente,
así he vivido yo con una vaga prudencia de
caballo de cartón en el baño,
sabiendo que jamás me he equivocado en nada,
sino en las cosas que yo más quería.


Los dos últimos versos los repito, de cuando en cuando, como un mantra.

Aunque mi preferido es el que empieza diciendo 

He caído tantas veces que el aire es mi maestro

y termina con

para toda la vida no basta un solo amor, 
tal vez el nuestro sea para toda la muerte.

¡Preciosos versos!. Ya te contaré algún adjetivo, adverbios y cosas que enamoran. De memoria recuerdo uno refiriéndose a la voz de una monja "nabuconodosora" . ¿Cómo te suena esa voz?
No sé si consigo transmitirte el entusiasmo que me produjo este libro de bolsillo repleto de palabras en negro que se caían de las hojas si no lo abrías con suficiente equilibrio.

Llevaría una semana, más o menos, dando vueltas a los poemas y al autor, cuando me crucé con mi amiga Ele - se llama María Elevación - y hablamos de quedar a comer, de nuestro pueblo y de otras tontunas que se cruzan los amigos más frecuentes cuando quieren estar un rato juntos y no encuentran el camino.  Fijamos un día y un lugar y un principio de comida. El sábado a las dos y media, mi casa y cangrejos fritos. 
Me arrepentí de la cita. 

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