lunes, 4 de julio de 2011

I ching

Quiero contarte una historia, es larga y está llena de detalles que, conforme los repaso, los distorsiono y confundo. De ahí viene parte del título del blog, la otra es la  ilusión de adolescente que sigue como el último sueño al que el paso del tiempo no logra derribar. En principio, la idea es contar todo en breves entradas, poco a poco, de una forma sencilla y ver como se desarrolla. Es la primera vez que hago algo así, te pido que seas indulgente conmigo y que me comentes si dejo puntos sin aclarar, o  detalles que te gustaría que desarrollara más. Es lo bueno de esta manera de contar las cosas, están abiertas.

Todo empezó con la compra de una antología de poesía de Luis Rosales, en una feria del libro. Siempre me gusta darme una vuelta bajo la lluvia tradicional y comprar lo que habitualmente no busco, un libro de profecías de Nostradamus, un libro de poesía de Alfonsina Storni, la Verdadera historia del Oeste, una recopilación de relatos extraños. El poeta solo me sonaba, pero ni recordaba sus poemas ni su cara. Lo abrí al azar, mientras me vigilaba descansadamente el librero de lance, y busqué el motivo suficiente y mínimo para comprarlo. Desde que aprendía lo que era el " I ching" todos los libros los abro buscando la estrofa mágica que me señale las distintos destinos del futuro. Enseguida me fijé en el adjetivo suficiente para justificar la compra, pero no me pidas que recuerde cual fue.

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