lunes, 8 de agosto de 2011

Misericordia quiero y no sacrificios . San Mateo.


Luis García Montero, gran poeta, en el prólogo de una antología de la poesía de Rosales, recuerda como este arriesgó su vida para salvar a García Lorca y a otros. Ian Gibson también lo publicó.
 - Daniela, he leído el primer libro de su biografía. Empiezo a entender las holladuras súbitas de su rostro y el silencio que deja vacío en las respuestas. Para eso me he tenido que remontar a los años donde mi horizonte era otro, donde entre persignarse y la oración transcurría el día, cuando llevar una bellota en el bolsillo como penitencia era el comienzo de la santidad; no preguntes por qué, yo tampoco recuerdo cuando la guardé ni cuando se cayó. Solo así, hipnotizado en una regresión poética, montado en un tiovivo de sensaciones, logro suponer la censura de angustia por el pecado original, donde el tacto de la culpa se queda bordado en el primer babi infantil y nunca logramos quitárnoslo.
En una tertulia taurina, en la que estaba presente Rosales, le preguntaron a Belmonte que si no había tardes en las que los toros le dieran miedo, y contestó, "en ocasiones tengo demasiado miedo para un solo corazón", luego él empleo esta frase entrecomillándola en una poesía.
Con el debido respeto y permiso de la autoridad solo puedo pensar que "Rosales guardó demasiado dolor para un solo corazón".

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