miércoles, 10 de agosto de 2011

Postdata


Tomás y yo guardamos un amigo en común, Pedro Crisólogo, que le gusta  pasear, fumar en pipa, acariciar y hablar con los perros.Hubo un tiempo que también se cubría con un sombrero de paja,algo roto,  los cabellos largos y se vencía a la izquierda sobre un bordón. Su forma de vivir es extraña y feliz. No le importa demasiado lo que piense de él la prensa rosa, ni se agobia por el dinero y comparte su soledad con haikus de Basho y de Susana Benet. Entre la niñez y la juventud pateábamos el mismo balón y la mismas canciones de protesta, indistintamente. Con el paso del tiempo Tomás vendió su guitarra, Pedro conserva la primera, y yo  guardo, entre el polvo, una acústica y un afinador electrónico. Seguimos compartiendo algunas cervezas y risas.
- Daniela,  ¿te imaginas a Pedro? .
Tomás lo llamó por teléfono, y quedaron para beber algo  y picar unas penas. Cuando le contó la historia, Pedro se quedó impasible, como si ya la hubiera oído a la seis de la mañana en Carlos Herrera, y reaccionó como a mi me gustaría hacerlo en muchas ocasiones, sin diplomacia y con cariño.
- Mira Tomás, se nota que el camino que lleváis es distinto, Ele es cada vez más espiritual y tú más" sinsato".
Es el momento de que lo único en común sean los hijos y los recuerdos, si alargáis las penas perderéis la oportunidad de ser felices. He traído un juego de llaves de mi casa, sabes que tengo una habitación para divorciados recientes. No sé si me habrás llamado por eso, porque eres un poco peseticas, me da igual. Cuenta con ella el tiempo que necesites.
Las llaves se quedaron encima de la mesa poco tiempo.

PD. Las copas las pagó Pedro.



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