Necesito tus labios
que, clandestinos, rosean por la mañana,
y tus palabras alegres de ron
que trasnochan entre los primeros pasos del camino.
Necesito tu cuerpo entregado
entre sueños lentos y salaces
que gira
que tropieza
que jadea
que suda
que golpea el deseo
y deja la poesía.
Necesito tus besos azules
para sobrevivir.
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